Sobre nosotros
“Todo Pincel de calidad se fabrica a mano, aquí y en todas partes del mundo” – sostiene Rolando Carnevale, quien desde hace años produce estas herramientas para fileteadores, y es continuador de la fábrica familiar instalada por su padre Rolando Italo Carnevale, alrededor de 1940.
Un poco de historia
Antiguamente, el proceso de fabricación de pinceles comenzaba cuando la familia Carnevale veía llegar periódicamente un cargamento de orejas de vaca que se dejaba en el apartado fondo de su casa. Allí se descomponían naturalmente hasta que los gusanos sólo dejaban el pelo, que luego se recogía para se elaborado. Cada vaca produce en sus orejas alrededor de un gramo de pelo, que sirve para fabricar entre uno dos pinceles medianos.
El fijado del pelo se hacía con resinas de caucho, en un proceso en caliente vulcanizado. Durante la Segunda Guerra Mundial, ante la escasez de la resina, que era importada, don Rolando padre recogía las películas que se tiraban y, con su celuloide fundido de thinner, hacía este tipo de pegamento.
Actualidad
Actualmente el pelo se compra suelto por kilo y, con un procedimiento manual, se los ordena con la punta hacia una misma dirección. Asimismo, se clasifican según su largo y grosor, y se arman paquetes cilíndricos de 10 cm de diámetro. No todos los pelos son iguales y la relación del largo es directamente proporcional a la del grosor: ello condiciona la “memoria” que tiene el pelo, es decir, la capacidad de volver a su posición original.
De esta flexión del pelo y de su grosor, depende la capacidad de un pincel para cargar pintura y la calidad de su trazo.
Otra variante de pincel de filetear es la llamada “banda”, que es básicamente una virola sin mango, cargada con pelo de más de cinco centímetros de longitud y que se usa para hacer los trazos más largos.
Para que la duración de pinceles y bandas sea de algunos años, basta con limpiarlos a fondo con aguarrás, si se usa esmalte sintético, y con agua y jabón, en el caso de usarse pintura acrílica. También es conveniente guardarlos untados con vaselina o grasa dentro de un tubo, para que los pelos se mantengan cerrados y derechos; más si éstos llegaran a curvarse accidentalmente, se enderezan fácilmente con agua caliente.
Con el correr de los años, la industria familiar de Carnevale diversificó su producción, agregando a su catalogo pinceles finos para otros usos artísticos e industriales, con la forma cuidadosa y artesanal que los caracteriza.